Definición de vacuidad - Qué es, Significado y Concepto
En el apartado del día de hoy vamos a comentar de un tema que no es simple de comprender pero que más que nada es muy complicado de argumentar, vamos a comentar sobre qué es la vacuidad.
Hablamos de un término budista que se refiere al vacío pero que no se debe confundir con la “nada” dado que son dos cosas diferentes. La vacuidad significa «carente de materia inherente».
Además se puede asociar la vacuidad con la no dualidad del Yo y los otros. En la meditación estaríamos comentando de la conexión con la naturaleza de la cabeza.
La palabra vacuidad deriva del término sánscrito śūnyatā, que en pali se expresa como suññatā, es un sustantivo que está compuesto por el adjetivo śūnya que significa «cero», «nada», «vacío», y el sufijo –tā que significa ‘cualidad’. Es decir, “cero cualidad”, “vacío de contenido”.
La vacuidad en la tradición budista
La tradición budista está llena de expresiones y conceptos, esto se origina por que es una cultura con bastante más de 2000 años y tiene multitud de seguidores y investigadores que aportan novedosas vivencias y enseñanzas.
La vacuidad es uno de esos conceptos que trasciende de generación a generación, comprender el criterio es considerable, pero bastante de mayor relevencia es experimentarlo dado que está esencialmente asociado a la inteligencia esencial. Es considerable presenciar la vacuidad de la cabeza y la vacuidad de las cosas para lograr la tan ansiada iluminación.
La vacuidad no tiene relación a que las cosas no existan, más bien tiene relación a que no tienen la posibilidad de existir por sí solas, todo está conectado. Esto piensa que no hay un “YO” separado de los “OTROS”.
De esta forma todos los fenómenos se generan cuando existe una sucesión de condiciones que causan unas causas que paralelamente desarrollan unas secuelas.
Todo es vacuidad, todo es mente
En la civilización budista se asocia la vacuidad con el engaño que experimentamos los humanos en relación a nuestra percepción de la verdad.
En esta bitácora ya hablamos en distintas oportunidades sobre que la verdad es neutra, por lo cual no voy a insistir en ello, no obstante quiero reforzar en este asunto desde el criterio budista.
Según el budismo la verdad solo existe en nuestra cabeza dado que en relación con qué velo lo veamos lo interpretaremos de una manera u otra, por medio de la meditación tenemos la posibilidad de ir levantando esos velos como si de capas de cebolla se tratasen.
Con la costumbre de la meditación aprendemos que todo es cabeza, que todo es vacuidad, que somos nosotros quienes ponemos etiquetas a las cosas para referirnos a ellas. Como ya observaremos después, el árbol está gormado por millones de átomos que están en continuo movimiento, no obstante, nosotros para referirnos a el le ponemos la etiqueta de «árbol».
De esta forma ya que, las cosas son una proyección de lo que nosotros poseemos en nuestra cabeza separando al sujeto del objeto. Entonces nuestra “percepción” de las cosas están condicionadas por nuestras creencias y vivencias.
Todo es impermanente, nada dura
Todas las cosas, todos los seres vivos, todos los seres inertes formamos parte de un enorme engranaje, todo está conectado entre sí.
Cuándo observamos un árbol, de todos modos vemos “algo” que está compuesto por unas raíces (que no vemos), un tronco (del que solo observamos la corteza exterior) y una copa formada paralelamente por ramas, ramitas y hojas. Por su lado, las hojas están formadas por una región plana, un limbo y un pecíolo que une el limbo al tallo, y tendríamos la posibilidad de seguir hasta llegar a las partícula indivisibles que conforman los átomos.
De esta forma ya que, descubrimos que cada cosa que observamos está formada por millones de diminutas partículas indivisibles que están en continuo movimiento, cambio y transformación. Por esto todo es dinámico e impermanente.
Al ser todo dinámico e impermanente lo tenemos la posibilidad de interpretar como que todo es vacuidad y que está vacío de contenido.
El Sutra del Corazón
Los Sutras o Suttas son discursos impartidos por Buda en más grande medida o por sus discípulos en algunas ocasiones. En ellos se dan a conocer enseñanzas para lograr la iluminación.
El Sutra del Corazón se encuentra dentro de las enseñanzas más indispensables impartidas en el Budismo Mahayana y enseña que la vacuidad no tiene relación a que las cosas no existan, sino que carecen de vida inseparable.
De esta forma el universo está compuesto por una red de causas, causalidades y secuelas. Nosotros solo somos los observadores que interpretamos la naturaleza de las cosas.
Ningún ser es un elemento separado de las partes que lo conforman ni del medio que lo circunda, no obstante nuestro ego interpreta como que somos un YO conformado por nuestro entendimiento y nuestro cuerpo.
Para responder a la pregunta de quiénes somos desde el criterio budista debemos recurrir a los Cinco Agregados de los que ya hablamos en anteriores artículos.
La vacuidad en la meditación
Bastante gente suponen que la meditación radica en no suponer en nada, en dejar la cabeza vacía. No obstante, una de las funcionalidades de la cabeza es crear pensamientos, tal es por eso crea alrededor de 60.000 pensamientos diarios.
De esta forma, uno de los objetivos de la meditación es estudiar a omitir los pensamientos, no agarrarse a ellos y conseguir achicar el número de pensamientos que pasan por nuestra cabeza a lo largo de la meditación. Hablamos de dejar la cabeza en tranquilidad y relajarnos para conectar con nosotros.
Cuando uno ejerce la meditación con asiduidad consigue “darse cuenta” de la vacuidad de la cabeza. En este estado la cabeza reposa en nuestra cabeza. En este estado, la persona se otorga cuenta de la impermanencia de los Estados mentales (de los que ya hablamos en el artículo de “qué es la mente”) y de la sepa de un yo.
La naturaleza búdica.
No es baladí el orden en que estoy intentando los enunciados, es requisito comprender algunos conceptos para llegar a comprender que es la vacuidad.
Llegar a comprender la vacuidad es complicado por esto el budismo tibetano tiene algunas prácticas que quieren romper la barrera de la dualidad (el “yo” y los “otros” del que ya hablamos en anteriores oportunidades en este blog). La meditación Mahamudra y la meditación Dzogchen cumplen la meta (entre otras) de comprender la vacuidad de las cosas y estudiar a descansar la cabeza en la cabeza. La vacuidad de la cabeza es además popular como la naturaleza búdica.
La vacuidad de la cabeza nos enseña que no hay un YO, entonces nuestra cabeza y nuestra conciencia no son YO, no obstante existimos. La cabeza puede existir sin identificarnos con un Yo.
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